martes, 2 de abril de 2013

¿Cuándo aplicar frío y calor?

foto: hoysport.com 


Es una pregunta más que frecuente cuando los pacientes acuden a mi consulta. De hecho fue uno de ellos, Paqui, quien me sugirió escribir este post.  La aplicación de frío o calor para reducir el dolor y la inflamación es un método físico de uso cotidiano muy conocido pero que muchas veces nos crea dudas, llevando en algunos casos a utilizarlos de forma errónea. ¿Cuándo debemos usar frío y calor?

CALOR
El uso del calor está muy extendido; de hecho, algunos médicos lo recomiendan ante cualquier dolor muscular, normalmente en forma de almohadilla. En primer lugar, debemos distinguir entre calor seco y calor húmedo. El seco es el más superficial (un ejemplo sería la almohada que acabamos de citar), mientras que el húmedo alcanza mayor profundidad en nuestro organismo y es el que resulta de la ducha o la conocida bolsa de agua caliente.

Según mi experiencia, cuando hay un dolor muscular la aplicación de calor resulta muy agradable pero si ésta se excede en el tiempo (más de 10-15 minutos) podemos obtener el llamado "efecto rebote", ya que un aumento excesivo de la temperatura de la zona puede provocar una mayor inflamación de la misma. Por no hablar de otro tipo de complicaciones que pueden aparecer en el caso de que hubiera alguna infección o células malignas, de las cuales podríamos propiciar su proliferación.

La solución es que si vamos a aplicar calor, siempre que sea en zona muscular, no lo tengamos más de 10-15 minutos a una temperatura agradable a la percepción de la persona (no demasiado elevada).

En mi opinión, el mejor calor es el que proporciona una ducha relajante de agua caliente, dejando que ésta caiga por la zona afectada o incluso sumergiendo el cuerpo en la bañera. 

FRÍO
Hemos comentado los efectos beneficiosos del calor. Pero ante lesiones de ligamentos, tendones y/o articulaciones lo mejor es aplicar frío local, bien con las bolsas que venden en farmacia y ortopedia (colocando un papel de cocina entre la piel y la bolsa) o bien con hielo directo si la zona que duele es muy concreta (dedo, hombro, tobillo...). En este último caso, debemos coger un cubito y masajear la zona durante un máximo de 2-3 minutos ya que si se aplica durante más tiempo puede causarnos quemaduras. El hielo directo también se puede poner en contracturas de forma puntual).

Con la aplicación de frío conseguimos de forma casi inmediata la disminución de la inflamación por la reducción de la temperatura local de la zona.

¿Qué hago si dudo entre frío o calor?
Ante la duda de aplicar frío o calor, lo más recomendable es consultar al fisioterapeuta para que aconseje sobre la lesión concreta. En todo caso, si no podemos acudir al especialista, siempre es más recomendable ante la duda el empleo de frío ante el calor. Un truco: recordad que cuando un niño se hace un chichón, rápidamente le ponemos frío (no se nos ocurriría aplicarle calor, ¿verdad?) Recordad esta idea cuando no sepáis qué método emplear.

Espero que os sirva de ayuda este post. Como siempre estoy abierta a resolver cualquier duda y espero vuestra sugerencias para próximos temas. ¡Un saludo!